…ni todo lo contrario.

Bendito entretiempo que hace que cada día sea una aventura salir a la calle, da igual que te pongas botas o sandalias, jerseys o camisetas de tirantes, nunca aciertas y hace que el metro en hora punta parezca un catálogo de tendencias primavera-verano-otoño-invierno todo junto sin discriminación (y alguna que otra vez sin gusto).

Para poner remedio a este ni frío ni calor, a este sinsentido, se me ocurren algunos pequeños placeres que se pueden hacer con frío, con calor, en entretiempo y hasta sin ganas.

Ir al teatro. Siempre es la primera opción. No hace falta nada más que darte una vuelta por la cartelera y descubrir algún pequeño (o gran tesoro) que te alegrará el día, aunque con los tiempos que corren no tanto el bolsillo, pero como la crisis agudiza el ingenio tengo tres propuestas al alcance de todos.

Natalia Millán en «Cinco horas con Mario»

Si vuestra cartera sigue más llena de tarjetas de crédito que de tarjetas de visita podéis disfrutar de “El Rey León” en el Lope de Vega. Si todavía creéis en la cultura y estáis dispuestos a rascaros un poquito el bolsillo (y si no también) no os podéis perder “Cinco horas con Mario” no solo por el maravilloso texto del maestro Delibes, razón mas que suficiente, sino porque no hay mejor Carmen Sotillo posible que Natalia Millán, simplemente espléndida. Por último, os desmontaré el mito de que el teatro es caro y solo para intelectuales; mi última propuesta se llama Microteatro un espacio chiquitito que propone obras de 15 minutos por 4€, una autentica maravilla.

Imagen de http://www.enoturismonline.com

Un vino, una manta y… ¡Un libro! Aunque pueda parecer una plan soso y algo desfasado os aseguro que nada mas lejos de la realidad. El secreto está en la combinación perfecta, las hay para todos los gustos: un Rioja mezclado con teatro de lo absurdo, “La cantante calva” es siempre una buena opción, o un albariño leyendo alguno de los clásicos como “Últimas tardes con Teresa” del gran Marsé, una delicia de libro.

La alternativa para aquellos que siempre prefieren ver la película en vez de leerse el libro, es plantear una tarde de cine o maratón de series. Aquí dejo barra libre y creatividad a discreción, lo mismo un “Charada” o “Pesadilla en Elm Street” que algo más… ¿Ligero? la ya clásica “Sexo en Nueva York” o “Mad men”. Lo único que no es negociable es el vino.

Da igual que sea invierno que verano, que nos torremos de calor que nos pelemos de frío, la archiconocida tradición del vermuth lejos de pasar de moda se ha convertido además en atemporal, siendo un pequeño placer que apetece hasta en entretiempo. Aunque se merece un capítulo aparte (que lo haré) solo os diré tres cosas para ir abriendo boca: Casa Camacho, La Ardosa y El Abuelo.

La Ardosa, Madrid

Madrid. Si se que caminar por la ciudad esto puede resultar, según la época del año (y del mes), más difícil que una carrera de obstáculos, sobretodo, en invierno cuando llueve y vas chocándote con todos los paraguas y metiéndote en todos los charcos. En ese momento puede parecer poco divertido, incluso algo poco inteligente, pero os aseguro que tiene su encanto. Que hace frío pues, hala, al mogollón, la Gran Vía, La Puerta del Sol, La Latina. Que hace calor a la sombra de los pinos en El Retiro o en el Templo de Debod o en el parque Tierno Galván.

Que no hace ni frío ni calor un paseo por Madrid Río y terminar en la Plaza Matadero tomando un chato, mientras lees la ultima novela de María Dueñas esperando a entrar a las naves para ver “Los hijos se han dormido”.

¿Alguien da más?

Firmado: La bien pagá

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