Se abre paso entre cristales rotos,
esos que un día dejaron pasar el sol,
que la protegieron de la lluvia,
del invierno, del viento.
Cristales que ahora pisa,
con cuidado para no destruirlos
pasea la casa, con pena en la mirada,
con nostalgia, con temor.
Queda poco de lo que conoció,
ese ya no es el lugar que habitó,
ahora solo hay persianas rotas
platos partidos en dos,
camas deshechas, sillas destruidas,
mesas llenas de polvo y armarios que ya no guardan nada.
En medio del salón un piano,
intacto, resiste a las bombas, al naufragio,
se sienta, lo abre, lo toca.
Ahora esa casa, la que un día fue hogar
se torna menos triste, menos gris.
Cierra los ojos, abre la mente,
y vuela, vuela con Bach hasta allí,
Hasta su hogar,
el que ya no está,
pero estuvo,
el que yace bajo los escombros ,
el que un día, no hace tanto,
la protegía del mal.

Texto e imagen: Esther Rija
Pssst!! No son cookies de chocolate, pero tampoco hacen daño ni provocan caries, hazme caso, ¿vale?    Más información
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