Llevo semanas escuchando hablar de la Navidad o mejor dicho de la no-Navidad de este 2020, de lo correcto o incorrecto de algunas normas, de la necesidad de relativizar las fechas para que no se nos atragante el turrón cuando no tengamos a los seres queridos cerca, de si hay que salvarla o condenarla a la pandemia.

No soy viróloga, ni médico, ni científica, ni experta en nada, ni si quiera en mí, así que me vale con que los que sí son todo eso se pongan de acuerdo para hacernos mas fácil la toma de decisiones, y menos complicada la vida en estas fechas.

Hoy, a veinte días de Nochebuena, he escuchado en la tele que no nos tenemos que volver locos, que aunque diferentes son unas navidades más, que no son las últimas ni el fin del mundo, que el año que viene seguirá habiendo luces, turrón y Reyes Magos, y probablemente sea así, pero luego pienso en lo que muchos han dicho aprender estos meses, que lo importante es vivir en el presente, hacer las cosas hoy y no mañana, disfrutar el día a día, y no sé muy bien que versión de la historia aplicarme, aunque quizá no tenga que elegir porque pueden ser compatibles.

Estas navidades serán irrepetibles, tanto para bien como para mal. Muchos se alegrarán de no tener que ver la cara al cuñado, aguantar los chistes del tío del pueblo o probar el cóctel de marisco, con salsa rosa, de la suegra. Muchos se estarán frotando las manos sabiendo que este año cambiarán la corbata y la camisa o las lentejuelas y el tacón por el pijama de franela y los calcetines de Papá Noel, muchos soñaran con una pizza y una película de Netflix como plan perfecto de una noche más que buena.

Habrá otros que estén llorando por los rincones por no poder viajar a su casa, a su pueblo, por no tener que aguantar al cuñado de turno, los chistes del tío por no poder probar el famoso cóctel de marisco de su madre, con salsa rosa por supuesto, y no poder ponerse el modelazo de lentejuelas para bailar hasta el amanecer y que se desesperaran al pensar que su único plan será quedarse en casa con el pijama de franela, una tarrina de helado y la película navideña de turno alimentado su morriña.

Nunca nieva a gusto de todos, y estas navidades, diferentes, atípicas, pandémicas, histéricas, llenas de malas noticias, llegarán y no serán como las del año pasado pero estas tampoco fueron como las del año anterior y mucho menos las de 2021 se parecerán en nada a las de hoy, así que no nos queda otra que adaptarnos, tanto si el plan tiene lentejuelas como si solo vemos renos en nuestro pijama.

Mi conclusión, da igual en que situación estés, mientras estés, porque como escuché hace no mucho la respuesta siempre es vivir, y para eso solo hace falta respirar ah! y un buen cóctel de marisco, con salsa rosa por supuesto.

Feliz (No) Navidad.

Texto y foto: Esther Rija

 

Pssst!! No son cookies de chocolate, pero tampoco hacen daño ni provocan caries, hazme caso, ¿vale?    Más información
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