Ya esta aquí. Todo lo que imaginábamos que nunca imaginaríamos que iba a pasar. Parece que la década empezó dispuesta a enseñarnos que no sabemos nada y que todo lo que creemos es más o menos una broma mal gastada. Ese 2020 tan ansiado como odiado según pasaban los meses lo hemos dejado atrás, sin saber que en realidad lo que ha empezado es la década de los imposibles.

En menos de un año hemos vivido, una pandemia mundial, una nevada histórica en ciudades donde nunca pasa nada de eso, terremotos en sucesión, veranos siberianos en enero y guerras familiares insospechadas a la par que televisadas (esto sin duda dará para otro post).

Hemos visto jabalíes andar por la ciudad, colas interminables en supermercados arrasados, escasear el papel higiénico (que ya en sí me parece un hecho reseñable a la par que un curioso objeto de estudio), balcones llenos, calles vacías, calles blancas y calles heladas, abrirse el suelo bajo los pies de los granainos y hasta un golpe de estado en el Capitolio de Washington.

Si no fuese por mi absoluta falta de locura, a pesar de las circunstancias, diría que vivimos en un Show de Truman desde hace casi 12 meses, y que es conveniente, igual que hacía Jim, repetir esa frase cada vez que nos vayamos de casa “Buenos días, y por si no nos vemos luego, buenas tardes y buenas noches”. Y es que teníamos muchas ganas de dar algo más que una patada en el culo al 2020 pensando, ingenuos, que lo que vendría solo podía ser mejor, que cuando la cosa está fea no puede ponerse mas fea, pero nada más lejos de la cruda realidad. Y es que aún no habíamos terminado de brindar por el nuevo año cuando nos visitó Filomena y volvió a hacernos creer en lo posible de las cosas imposibles.

Ahora no me atrevo a decir que sí y que no pasará, si volveremos a una normalidad conocida o nos quedaremos en esta mala por conocer, si algo nos cambiará o lo hará el universo y seguirá conspirando con(tra) nosotros. Lo único que tengo claro es que la próxima vez que vaya a decir una expresión tipo “espera hasta que las ranas críen pelo” o “espera a ver un burro volar” me lo pensare dos veces porque ahora esas afirmaciones me parecen más posibles que nunca.

Seguro que lo de Filomena, los terremotos en Granada y haber vivido las cuatro estaciones en un solo mes no es lo último que nos tiene preparado este 2021 así que pongámonos el casco (y la mascarilla) y salgamos a vivir antes de que aparezca Game Over en la pantalla, porque esto se parece cada vez más a una partida de la Switch.

Poco después de empezar este 2021 le pregunte a un amigo cómo se presentaba el año. Me respondió: “Pues cero expectativas, como siempre, pero con ilusión, como siempre también.” Me parece un buen mantra para estos 365 días y, en general, un buen mantra para vivir.

Foto y texto: Esther Rija
Pssst!! No son cookies de chocolate, pero tampoco hacen daño ni provocan caries, hazme caso, ¿vale?    Más información
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